lunes, 4 de marzo de 2013

El loco del desierto


Las historias tienen su importancia gracias a un hecho fuera de lo común. En muchas ocasiones se forman gracias a una situación inesperada o fallos que obligan a los protagonistas a improvisar para que su anécdota dure en el tiempo. 


Thierry Sabine compitiendo.

La historia de nuestro protagonista comienza en una tarde, donde un fallo le dio la idea por la que será recordado. En 1977 el piloto francés Thierry Sabine se perdió en el desierto de Libia con su moto cuando competía en el Rally Abidjan- Niza. Después de muchas vueltas intentando regresar al camino, por fin le encontraron, aunque no recordaba nada de lo ocurrido debido a la deshidratación. Mientras era rescatado, Sabine desvariaba contando los paisajes maravillosos que había visto y repitiendo una y otra vez: “El rally más largo del mundo”. En sus memorias comentaba: “Recuerdo que me miraban como si contara la historia de un tesoro”.  


Recuperado de  la aventura, Thierry diseño un recorrido apasionante recordando los lugares que le maravillaban en su mente. La idea de hacer una competición como esa era una locura, y más si venía de una persona como Sabine, temeraria, la cual no le importaba dar todo por conseguir un reto mayor. Poco a poco la idea fue fraguando en amigos y conocidos de Thierry.
Finalmente el desafío de entrar en el desierto desde Europa se hizo realidad un 26 de diciembre de 1978.  El recorrido empezaba en París y terminaba en Dakar. 

En los años 80, la popularidad de la carrera iba en aumento, tanto, que se dobló la participación desde la primera edición, contando en 1984 con 427 participantes.
Ese mismo año Thierry se plantea el dejar de celebrar la prueba. Los esfuerzos y la logística necesaria para realizar la prueba empezaban a no compensar.

Helicóptero en el que falleció
 Sabine y tres personas más.
La prueba era y continua siendo  muy dura, y algunos de sus participantes fallecen en ella. En 1986 se produjo una víctima más. En esta ocasión no sería ningún participante. Un helicóptero chocó contra una duna cuando se dirigía a buscar a un grupo de pilotos que se habían perdido en una tormenta de arena. Thierry Sabine fue una de las cuatro víctimas de aquel fatal accidente.

El Dakar ya no fue lo mismo sin él. Su padre siguió llevando la organización del evento pero sin la esencia de su hijo. A partir de 1993 el Dakar volvió a tomar de nuevo el rumbo siendo más profesional. Por diferentes circunstancias, en 2009 se realizó otros de los sueños de Sabine. Llevar el rally a Sudamérica.

Participantes recordando a Sabine.
Su mano derecha durante todos esos años, Patrick Verdoy y su novia Sussanne Fournais visitaron por última vez el desierto de Teneré en 1996, donde Sabine se perdió en 1977. Cuando él aún vivía le hizo prometer que sus cenizas se esparcieran alrededor de un árbol rodeado de 450 km de desierto. Y allí esparcieron el polvo. El destino una vez le salvó de morir para aportar a los amantes de motor una prueba que hasta ahora ha sido inigualable, pero el destino también sabía que tarde o temprano, sus restos tenían que estar en el lugar que le corresponde.
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